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El hombre al servicio de la ciudad

Es una verdadera locura por momentos, mirar la dinámica de la ciudad en que vivimos, y me imagino que en otras muchas partes debe ser parecido, ya que creo se debe al modelo de ciudad que hemos adoptado y no a una respuesta natural de nuestra sociedad en particular. Son muchísimas las situaciones que me hacen pensar esto, solo basta con mirar hacia un lado, no importa donde este yo ahora, o donde estén ustedes en este momento. Solo por hacer el ejercicio, les cuento la primera cosa loca que veo al girar mi cabeza: 20 personas trabajando en un mismo piso, cada uno en su cubículo personal, cada uno metido hasta el fondo en su computadora, a la mitad ni los conozco, a la otra mitad la saludo 3 veces al día, y lo más divertido es que en sus computadoras no se está desarrollando el informe de vital importancia para la empresa, en la mayoría… aparece LUN, no en el mío porque estoy escribiendo, pero está en la ventana directamente al lado de mi Word.
Espero puedan entender mi punto, esto me resulta loquísimo en muchos sentidos, pero  me gustaría enfocarlo en lo loco que me parece como concepto de construcción de ciudad. Creo que si ustedes hacen el ejercicio al momento de leer esto, seguramente estarán de acuerdo conmigo.
Así como lo mencionado, muchas otras situaciones me muestran la forma loca como se desarrolla nuestra ciudad. Día a día vamos llenando de cemento todo nuestro entorno, tapizando el verde original de la tierra, lo cual nos aleja cada vez más de nuestra naturaleza, nos hace olvidar nuestra esencia, y me refiero a algo tan profundo como el troglodita cazador, que no se preocupaba de cosas vánales, como comprar la última tecnología o el último modelo de auto, si no que se preocupaba de la supervivencia misma, animales al fin y al cabo, y lo digo con mucho orgullo. Hablo de aquella esencia. Luego de encontrar y asegurar nuestra forma de sobrevivir, el resto es fuego artificial, y cada cual debiese tener la libertad de disfrutarlos en mayor o menor medida de manera autónoma. Y pasa ahora también, que la forma de sobrevivir se nos impone.
Y para que cementamos todo. Nadie necesita cemento en la vereda para caminar, sin embargo se tapiza con toneladas de concreto la tierra fértil. Se tapizan también las calles para mover estas maquinas ineficientes de transporte las cuales parecen sentirse mas cómodas y tener más derechos en la ciudad que uno mismo. Mil veces he visto a los conductores caer en la ira por dar la preferencia a la gente que cruza la calle, casi pareciera que el auto mismo reclama y hace mueca porque debe detenerse por ese ínfimo ser que no lo deja seguir avanzando. Entonces pienso, los vehículos se hicieron para facilitar la vida de las personas, pero hoy en día, uno tiene que moverse con cuidado, para facilitar el tránsito de los vehículos… eeehhh, eso no lo entendí bien, quien sirve a quien ahora.
Parece que voy enrielando el tema.
Otro aspecto que me llama poderosamente la atención es la productividad misma. Al igual que los vehículos, debiese ser un medio para facilitar la vida de la gente, es decir la generación de productos para el abastecimiento de las necesidades. Se nota la analogía?, el ser humano trabaja para generar productos y servicios que le faciliten la vida, pero hoy en día, el ser humano está sometido a generar productos y servicios en condiciones que solamente satisfacen a la productividad y no al ser humano, es decir, nadie en esta sociedad puede decir que el sistema de trabajo es satisfactorio, la cantidad de horas trabajadas, las condiciones laborales, las remuneraciones, etc. De nuevo me pregunto, quien está al servicio de quien.
Y en esta dinámica se construye nuestra ciudad. Ponemos mas pavimento para no llegar tarde a la pega y para que MÁS gente llegue a la pega. Llenamos de vehículos por que la gente tiene que atravesar toda la comarca para desempeñarse en su labor de supervivencia, y no es opcional. La oferta misma te incentiva a aislarte y andar en una máquina para 4 o 6 ocupantes, solo, mientras mas solo mejor, ojala pavimentaran una calle para mí solo. Eso prefieren antes que trabajar a tres cuadras de la casa… y con el vecino.
Como eterno amante y devoto de la Pacha Mamma, no está demás mencionar el desprecio mismo que demuestra la sociedad por esta masa casi esférica que nos provee de todo cuanto tenemos y como desprecian la posibilidad de vivir en contacto intimo y directo con ella… en equilibrio, o por lo menos más equilibrado. Entonces tendríamos otra ciudad, seriamos más respetuosos, más sanos.

2 comentarios:

  1. Todos los ejemplos indicados demuestran lo egoísta, idiota y mal pensada de nuestra vida en las ciudades, donde se permite que cualquiera con sus casi camiones ocupe unos 20 m2 en la calle (siendo que una persona con suerte ocuparía un par de m2) sin ninguna razon aparente, o que las buenas autopistas haya que pagarlas, quedando a disposición de quien puede.

    Bastante tiempo me lleva llamando la atención esta "ciudad idiota", como le llamo a Santiago (sin perjuicio de que todas las metropolis deban ser así), ya que los humanos hacemos caminos, generamos servicios, producimos, no para satisfacernos, sino que para lucrar con ello. Por ejemplo, algo por lo que siempre reclamo es que no haya baños publicos, siendo que es una de las necesidades mas básicas que deberiamos tener en estas "colmenas" de humanos. Tamaña estupidez!!!... hay que pedir permiso en un restaurant, pagar por un baño, colarse por ahi, etc... algo no resuelto por nuestra "avanzada inteligencia". Si ni siquiera lugares para tomar agua tenemos en la ciudad.

    El tema de para largo, ya que es lo que vivimos a diario y no es dificil ver como se sigue deteriorando la calidad de vida mientras más crece esta colmena. Ni hablar del tiempo que dispone una persona para si mismo y para el trabajo, como si fuera equivalente la producción a satisfacción personal. Bueno, quizas lo es, pero la satisfacción mayoritaria se la lleva otro, un "pulpo" que cree que será mas feliz por tener más y más. Solo avaricia y codicia...

    Mi gente, razonar sobre esto da para pensar como y cuanto nos gustaría trabajar a nosotros mismos y poder cambiar en algo, dando jornadas y sueldos razonables a quienes demos trabajo, para poder construir una forma de vida en que se privilegie eso mismo: LA VIDA!!!

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  2. Había elaborado un comentario, pero por supuesto que lo perdí gracias a la pésima conexión de Nueva Zelanda, que al publicar el comentario me tiró un error....
    En todo caso un gusto volver a leerlos! Que se difunda el dialogo, que gracias a el podremos ser verdadera sociedad (y ciudad).

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