Siempre me ha llamado la atención la actitud de algunas personas, al parecer la mayoría, frente a los cambios que se presentan en su vida. Se entiende que los cambios traen consigo incertidumbre, el hecho de perder la seguridad de actos repetidos y mecanizados, de la rutina. Sin embargo la vida cambia a cada segundo. Aunque tengamos una rutina diaria, la vida cambia a cada segundo y cada acción es diferente a la anterior aunque no lo parezca. Existen una infinidad de detalles que le dan un grado de incertidumbre a cada acción. Manteniendo esto como premisa, entonces, como debemos enfrentar la vida, si está cambiando permanentemente. Creo entonces, que no puede ser con temor, ni siquiera con recelo, todo lo contrario, debiera ser casi con ansiedad, ya que cada cambio, a mi modo de ver, es una oportunidad.